¡En bañador! El lado más ‘humano’ y natural de Robert De Niro y Pierce Brosnan
Los dos actores han demostrado tener una cara muy natural en la playa
Con tripita y sin elegantes trajes son como cualquier otro ser humano
Les conocimos décadas atrás gracias a sus papeles de ‘tipos duros’ en el cine pero, ante todo, Robert de Niro y Pierce Brosnan son seres humanos. Aunque en el celuloide vimos cómo se transformaban en peligrosos gánster o agentes secretos especiales, lo cierto es que al otro lado de la gran pantalla se trata de personas mucho más normales de lo que cabría imaginar; un aspecto que hemos podido comprobar recientemente mientras disfrutaban de sus respectivas vacaciones familiares. Y es que, lo cierto es que el traje de baño es un filtro que mide a todo el mundo por el mismo rasero.
Actor camaleónico allá donde los haya, si de alguna forma no hubiéramos imaginado al intérprete fetiche de Martin Scorsese en los 70, 80 y 90 es ‘chapoteando’ en la playa. A sus 75 años, ya en plena madurez, la estrella presenta una imagen en bañador mucho más descuidada que antaño. Con un abultado abdomen, el pelo cano algo más largo de lo habitual y una espesa barba blanca, costaba reconocer al protagonista de Taxi driver mientras disfrutaba de un tranquilo baño en la costa de Santa Mónica, en Los Ángeles.
Robert De Niro al natural en la playa de Santa Mónica
Por su parte, dejado atrás su impecable atuendo de James Bond, Pierce Brosnan luce muy distinto en bermudas de flores. Con 65 años, un torso nada definido, presumiendo de una incipiente ‘curva de la felicidad’ y en compañía de su esposa Keely Shaye, el intérprete británico se dejaba ver hace muy poco en las playas de Hawái disfrutando de unos días de descanso en actitud muy relajada. Como cualquier otro turista, intentaba pasar desapercibido oculto bajo un gorrito y gafas de sol, nada que ver con el intrépido y apuesto Agente 007.
Presumiendo de ‘tripita’ y con unas bermudas estampadas, Pierce Brosnan poco tiene que ver con James Bond / Gtres
En ambos casos, unas imágenes que demuestran que incluso las estrellas más rutilantes de Hollywood disfrutan de los placeres más sencillos de la vida de la misma forma en la que lo haría cualquier simple mortal.